domingo, 16 de diciembre de 2012

Tatuajes

Desde el día en que tomamos esta extravagante decisión, hasta el día de nuestra muerte. 

Elegimos el diseño, lo copiamos, lo creamos. Le damos un significado (para tener que responder cuando nos preguntan que significa), y finalmente lo llevamos hasta que nos cortamos el trozo de piel (o usamos el carísimo método láser), y si todo sale como es debido, hasta que fallecemos. 

Motivos hay por millones... los más comunes: pérdida de un ser querido (animal y/o humano), amistad, amor, recuerdos, motivacional, etc.

Ahora, Qué pasa cuando llega el día en que sientes arrepentimiento? Muchos dirán... "No, a mi me va a gustar hasta cuando sea viejo" -Mentiras!- Por más que lo pensemos y reflexionemos, es imposible que algo te guste desde que tienes 17 hasta que tengas 80, por que la gente cambia, madura y va ganando "puntos de experiencia" a lo largo de su vida.

Bueno, me voy al caso. Llegué a ese punto. No hace un año que fue hecho y por motivos que prefiero no revelar, se acabó el gustillo por el tatuaje. Diseño, lindo. Estilo, lindo. Lugar, lindo. Motivo, feo.

No, no era feo, las circunstancias hicieron que lo fuera. Dame paciencia señor! Ahora lo veo, luego de casi una semana de arrepentirme y siento que le vuelvo a tener cariño. Qué pasa? Lo odiaré a veces por recordarmela, o lo amaré por lo bello que fue en su momento?

Lo veo de día, lo amo. Lo veo de noche, lo odio.


1 comentario:

  1. Es lo que tú creaste, por aquello que nació de dos personas. Piensa y pone en una balanza, la piel pasa, lo de que está ahí en tú pechito, queda.

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